ES MI NIÑA BONITA
Por G. Castañeda y C. Calderón-U.
Quince. Quino. O como las chicas de 14 años lo llamen, es una fiesta al fin. Pero no es una simple fiesta, es “la” fiesta, es el día en el que una púber se convierte en ‘mujercita’, como dicen los señores padres/inversores de las jovencitas.
Y mencionamos el tema de la inversión, porque organizar “la” fiesta no es nada fácil, es un gran trabajo, física y económicamente hablando. Y resaltamos lo segundo, pues el dinero que se gasta planeando y cumpliendo todos los deseos de las quinceañeras no es nada fácil ni saludable para la familia.
Presupuestos. Jaquecas. Y más presupuestos. La planificación empieza un año antes del onomástico. Y vaya los planes de las adolescentes, pues con el pasar de los años las ideas de las chicas de hoy han evolucionando, desde pantallas enormes, gigantografias, coreografías y la ahora archifamosa “Hora Loca”
PAPI, QUIERO ESE
Pero primero lo primero. Donde y cuando se realizará el megaevento. Sábado, eligen casi todas. La mayoría de colegiales no asisten a misa matinal el domingo. No en cualquier sitio, claro. Tiene que ser “el” salón. El local por el que se pelean todas las quinceañeras del distrito, el que separas con casi un año de anticipación. El aforo de “el” salón tiene que ser máximo para 200 personas, pues la lista de invitados es algo larga. Papi quiero ese, dicen las futuras señoritas. Y ese será. Desde 800 soles a más. En la actualidad existen empresas que se encargan de absolutamente todo: sillas y mesas vestidas, toldos si son necesarios, catering, bebida, mozos, bocaditos, decoración, música, DJ, animador, ‘guapos’ cadetes y una elegante limusina, etc. Cuanto le vale, cuanto le cuesta: 8 mil, hasta más, en moneda nacional.
Las invitaciones mínimo se deben entregar un mes antes. Para poder hacerlas necesitan elegir el color de vestido, o el tema de la fiesta, pues depende de eso. La invitación apertura con una frase bastante tierna y ‘dulce’. Se imprimen 2 cientos de estas, cada uno con los famosos “pases” un pedacito de cartulina en el que se lee “(4)”, eso quiero decir 4 personas, más la privilegiada. Todos están invitados parece ser el lema del evento. Los costos varían desde la más simplonas hasta las que vienen en cofres de madera decoradas al máximo. Papi quiero ese, dicen todas. Y ese será. 180 el ciento. Total: 360 nuevos soles.
Cómo esté presentada la cumpleañera es superhiper importante, citando a las quinceañeras, y es por eso que el vestido es una de las decisiones más difíciles. Con el color del vestido elegido, aparecen las preguntas más complicadas: ¿Lo compro? ¿Lo alquilo? ¿Dónde? ¿Cómo va a ser? Hoy en día en la capital hay cientos de tiendas que confeccionan vestidos, de esos vaporosos, con un apretadísimo corsé que forme bien (lo que quizá aun no esté formado). Alquiler, Alquiler-estreno, venta, los precios varían de acuerdo al estado del traje. “Son importados, de USA”, dice la vendedora de una luminosa tienda de vestidos señalando uno rosadísimo con adornos plateados, impactante (¡esa es la idea!). Papi quiero ese, dice. Y ese será. Desde 1000 soles al cash cash.
Continuando con el itinerario, siguen los zapatos y demás accesorios. El calzado de moda (siempre estará a la moda) es el calado, color plateado en todos los modelos. Taco 9 o taco 7, ser señorita es ser alta. Entre 80-150 soles. Y si hablamos de accesorios están las ya conocidas ‘tiaras’, y para el que no conoce son una especie de coronita, todas quieren ser princesas en su día. 30 soles, que parezca de verdad. Gargantilla, aretes y pulsera, que sea un regalo de alguna tía, ya se está acabando el efectivo.
Check. Check. Check. El padre acaba de reventar dos calculadoras, los saldos de la cuenta disminuyen pero aún falta algo más: mi pelo, papi.
Las peluquerías, a raíz de las grandes celebraciones de los quinceañeros y de cómo se agrandan las chiquillas en su cumple, han creado paquetes especiales para ellas: pelo, maquillaje, manicure, pedicure, etc. Todo por un solo precio: entre 150 (¡el básico pá!) y 1200, completísimo en una de las peluquerías que hacen sus anuncios por televisión. Papi quiero ese, y ese será.
¿Y cómo recordarán esta fiesta? Tienen que hacerlo. Es un deber entregar en la despedida un ‘souvenir’ de la gran conmemoración, un adorno bonito, que puedan lucir los satisfechos invitados en las vitrinas de sus salas. Todos tienen que tenerlo sí o sí, hasta el que se fue temprano. La quinceañera se encarga de eso, al día siguiente aparecerá con su cajita en el colegio repartiendo cuantos pueda. Estos detalles por supuesto tienen su precio: casi casi 600 soles.
Quince. Quino. O como las chicas de 14 años lo llamen, es una fiesta al fin. Pero no es una simple fiesta, es “la” fiesta, es el día en el que una púber se convierte en ‘mujercita’, como dicen los señores padres/inversores de las jovencitas.
Y mencionamos el tema de la inversión, porque organizar “la” fiesta no es nada fácil, es un gran trabajo, física y económicamente hablando. Y resaltamos lo segundo, pues el dinero que se gasta planeando y cumpliendo todos los deseos de las quinceañeras no es nada fácil ni saludable para la familia.
Presupuestos. Jaquecas. Y más presupuestos. La planificación empieza un año antes del onomástico. Y vaya los planes de las adolescentes, pues con el pasar de los años las ideas de las chicas de hoy han evolucionando, desde pantallas enormes, gigantografias, coreografías y la ahora archifamosa “Hora Loca”
PAPI, QUIERO ESE
Pero primero lo primero. Donde y cuando se realizará el megaevento. Sábado, eligen casi todas. La mayoría de colegiales no asisten a misa matinal el domingo. No en cualquier sitio, claro. Tiene que ser “el” salón. El local por el que se pelean todas las quinceañeras del distrito, el que separas con casi un año de anticipación. El aforo de “el” salón tiene que ser máximo para 200 personas, pues la lista de invitados es algo larga. Papi quiero ese, dicen las futuras señoritas. Y ese será. Desde 800 soles a más. En la actualidad existen empresas que se encargan de absolutamente todo: sillas y mesas vestidas, toldos si son necesarios, catering, bebida, mozos, bocaditos, decoración, música, DJ, animador, ‘guapos’ cadetes y una elegante limusina, etc. Cuanto le vale, cuanto le cuesta: 8 mil, hasta más, en moneda nacional.
Las invitaciones mínimo se deben entregar un mes antes. Para poder hacerlas necesitan elegir el color de vestido, o el tema de la fiesta, pues depende de eso. La invitación apertura con una frase bastante tierna y ‘dulce’. Se imprimen 2 cientos de estas, cada uno con los famosos “pases” un pedacito de cartulina en el que se lee “(4)”, eso quiero decir 4 personas, más la privilegiada. Todos están invitados parece ser el lema del evento. Los costos varían desde la más simplonas hasta las que vienen en cofres de madera decoradas al máximo. Papi quiero ese, dicen todas. Y ese será. 180 el ciento. Total: 360 nuevos soles.
Cómo esté presentada la cumpleañera es superhiper importante, citando a las quinceañeras, y es por eso que el vestido es una de las decisiones más difíciles. Con el color del vestido elegido, aparecen las preguntas más complicadas: ¿Lo compro? ¿Lo alquilo? ¿Dónde? ¿Cómo va a ser? Hoy en día en la capital hay cientos de tiendas que confeccionan vestidos, de esos vaporosos, con un apretadísimo corsé que forme bien (lo que quizá aun no esté formado). Alquiler, Alquiler-estreno, venta, los precios varían de acuerdo al estado del traje. “Son importados, de USA”, dice la vendedora de una luminosa tienda de vestidos señalando uno rosadísimo con adornos plateados, impactante (¡esa es la idea!). Papi quiero ese, dice. Y ese será. Desde 1000 soles al cash cash.
Continuando con el itinerario, siguen los zapatos y demás accesorios. El calzado de moda (siempre estará a la moda) es el calado, color plateado en todos los modelos. Taco 9 o taco 7, ser señorita es ser alta. Entre 80-150 soles. Y si hablamos de accesorios están las ya conocidas ‘tiaras’, y para el que no conoce son una especie de coronita, todas quieren ser princesas en su día. 30 soles, que parezca de verdad. Gargantilla, aretes y pulsera, que sea un regalo de alguna tía, ya se está acabando el efectivo.
Check. Check. Check. El padre acaba de reventar dos calculadoras, los saldos de la cuenta disminuyen pero aún falta algo más: mi pelo, papi.
Las peluquerías, a raíz de las grandes celebraciones de los quinceañeros y de cómo se agrandan las chiquillas en su cumple, han creado paquetes especiales para ellas: pelo, maquillaje, manicure, pedicure, etc. Todo por un solo precio: entre 150 (¡el básico pá!) y 1200, completísimo en una de las peluquerías que hacen sus anuncios por televisión. Papi quiero ese, y ese será.
¿Y cómo recordarán esta fiesta? Tienen que hacerlo. Es un deber entregar en la despedida un ‘souvenir’ de la gran conmemoración, un adorno bonito, que puedan lucir los satisfechos invitados en las vitrinas de sus salas. Todos tienen que tenerlo sí o sí, hasta el que se fue temprano. La quinceañera se encarga de eso, al día siguiente aparecerá con su cajita en el colegio repartiendo cuantos pueda. Estos detalles por supuesto tienen su precio: casi casi 600 soles.
Y POCO A POCO SE MUERE LA NIÑA
Llego el día de la fiesta. A la medianoche se inicia la ceremonia con la entrada-ritual, ya sea apagando velas y recibiendo rosas, o solo bajando por unas escaleras alfombradas al ritmo de “Quinceañera” o de algún lento. A continuación el baile con el jefe de la familia, el inversionista, el padre. Tiempo de vals de Chayanne al ritmo de palmas. Siguiente: el chambelán, ya sea contratado o elegido (el enamoradito). Tiempo de Vals (bis). Luego, el tío, el primo, el mejor amigo, el otro mejor amigo, etc. y Chayanne sigue cantando.
Lo demás ya se conoce, música, tragos, saltos, bailes, gritos, y diversión. Una diversión que bordea los… ufff ya perdimos la cuenta. Un gran regalo que no sé sabemos si es valioso o no. ¿Sólo 6 horas de diversión y de ‘realeza’ pueden costar tanto? Solo se sabe que es una “tradición” que en algunos casos rebalsa los límites de huachafería, pero cada vez es más difundido; aunque en cada regla hay excepciones ya que muchas señoritas optan por recibir regalos que realmente le servirán en un futuro, ¿gasto inútil? Tal vez pero eso es lo que la chiquillada pide.